Tengo ojos para admirarte
Pero palabras no encuentro
para al menos describirte
sin traicionar lo que siento.
Los garabatos y balbuceos
no alcanzan a recorrer
el desafío que le plantea
a mis manos tu tersa piel.
Ir ya hacia ti tal vez sea
el vuelo de la mariposa
hacia el fuego entre leños;
consumidos cual cuerpos
en viaje de ida sin fin
que tal vez recorra en ti.
Puedes tanto en tu conquista
que cuando decida embarcarme
habré amanecido en tus ojos
y mi pecho será tu almohada.
Aunque dure unos suspiros
o mi aliento de por vida
lo he decidido dulce niña
no iré atrás en esta senda.
Aunque resulte una afrenta
o me pierda al caminar
prefiero destino incierto
a la certeza de no tenerte.
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