El eclipse es un instante en el que se unen la luz y la oscuridad. Puede entenderse como el cruce de opuestos pero también como la unión complementaria de estos. El ying y el yang de los orientales; lo bueno y lo malo de los indios americanos; el cielo y la tierra de los primitivos maoríes... O lo cóncavo y convexo con lo que soñamos. Instantáneas de un mundo perdido, utopías, logros y fracasos, dialogan en estas historias mínimas de esperanzas grandes.

sábado, 15 de octubre de 2011

Puedo, quiero y debo



Puedo bucear en tus silencios

sin ahogarme en los remansos

de ese mar de tristezas pasadas

que vuelve tormenta el piélago.

Puedo arriesgar toda mi fuerza

en el campo de la batalla por tí

aunque sea una guerra perdida.

Puedo suicidarme en las agujas

de un reloj de espera sin tiempo

o la espesura de esta cerveza

tan amarga como tus mentiras.

Puedo hacer tanto esta noche

que mis brazos no alcanzan

mi aliento es la nada misma

y todo se reduce a un anhelo

de volver a tenerte a mi lado.

Puedo verte mentir de nuevo

canjeando dudas por miedos

o hipotecando las esperanzas

en el banco de las traiciones.

Porque entre tanto puedo

prevalece lo que quiero

en base a lo que le debo

a mi corazón que te ama.

martes, 5 de julio de 2011

Herencia

Al viejo le dolían los huesos;
sus rodillas flacas y espalda curva
arrastraban setenta inviernos largos;
en su niñez supo poco de amor
y en su adultez fue entrega total
con responsabilidad y valores.
Por eso con lo que le quedaba
de fuerzas antes del último viaje
me demostró lo que es pelearla
aunque sólo espere la parca
abrumado en nada y nostalgias.
Desde ahí si en cuatro paredes
purgo condena a mi soledad
o en sábanas frías la recuerdo
pronto me rebelo con la rabia
del amor entendido en lucha
para buscar revancha en ella
sepultando los llantos de niño
hasta cumplir sueños de hombre.

martes, 1 de febrero de 2011

Mendigo


De las sentencias que en claridad
Al hombre aquejan con espanto
La pueril condena a la mendicidad
Sume cualquier alma en llanto.

Cual Prometeo de entrañas roídas
Por un buitre tras cada amanecer
Para castigar hazañas promovidas
El mendigo es el eterno convalecer.

Un preso ruega por clemencia
Entre mil barrotes y su letrina
Pero torturar está en la esencia
De un sistema que lo margina.

Entre las plazas, aceras y escaleras
Los pobres piden comida y abrigos
Y ante los ricos cuidan las maneras
Como manual de buenos mendigos.

Pero en sábanas frías acurrucado
Y buscando en la noche el lucero
Desfallece aquel más desahuciado
Que es el mendigo por un “te quiero”.