El eclipse es un instante en el que se unen la luz y la oscuridad. Puede entenderse como el cruce de opuestos pero también como la unión complementaria de estos. El ying y el yang de los orientales; lo bueno y lo malo de los indios americanos; el cielo y la tierra de los primitivos maoríes... O lo cóncavo y convexo con lo que soñamos. Instantáneas de un mundo perdido, utopías, logros y fracasos, dialogan en estas historias mínimas de esperanzas grandes.

sábado, 15 de mayo de 2010

Sueño y realidad




Una vez un hombre solitario y atormentado por las contradicciones de un amor pasado soñó que era un héroe de tragedia griega. Se sentía a gusto con el personaje. Por esa maldición que pesa sobre los mártires de las grandes historias helénicas, respecto de cuanto más constriñen sus placeres por el bien de otros y más pruebas de hidalguía superan, la vida más se ensaña en el final de sus días. Casi siempre a los héroes los condenaba una profecía de algún oráculo, a la cual trataban de escapar haciendo el bien, pero finalmente el destino manifiesto se agolpaba con saña de forma inevitable. Como no quiso ser menos que esos héroes, el atormentado hombre en sueños decidió acudir a una pitonisa, que descansaba en la desembocadura de un río con una laguna. Después de aguardar un tiempo, la pronosticadora del futuro se erigió ante él, como una luz incandescente que le hablaba con voz determinante pero comprensiva a la vez; era la única forma de que las almas dolientes por errores pasados no se sintieran inquiridas.
Lo que sí, luego de la bienvenida la pitonisa le explicó cuáles eran las reglas de la mágica sesión.
“Me harás tu pedido. Después me contarás la aflicción que lo motiva. Y finalmente te haré una pregunta. Si la respondes, intercederé en tu reclamo. Si no puedes responderla, sólo te daré un consejo”.
El hombre devenido en héroe aceptó. No había nada que perder. O se solucionaban sus pesares o por lo menos se llevaba un consejo para solucionarlos. Y se predispuso a exponer su situación, de forma terminante y clara.
-Quiero que me ayudes a olvidar un amor pasado.
-Si la petición se sostiene en el amor, cuenta algo de él para saber si es una aflicción -afirmó la deidad, para recordarle la segunda etapa del trato.
-Su dolor era mi dolor; y no podía solucionarlo. Sus pesares eran mi angustia pero no supe más que aumentarlos. Sus vacíos los tomé como propios y no pude cubrirlos. Su tiritar fue mi frío y nunca salí del invierno. Sus caricias fueron consuelos y heridas. Su pasado mi condena. Su boca fue salvación y perdición. Su cuerpo el mundo por descubrir. Su ahogo fue mi desgarro. Su recuerdo la certeza de que puedo ser feliz y la imposibilidad de serlo. Fue lo más hermoso. La calma y la tormenta. La luz y la oscuridad. Por eso imploro salir con la bendición del olvido.
La pitonisa lo escuchó con atención. Hubo un silencio sólo afectado por oleaje del río absorbido por la laguna.
-Te he prestado atención en detalle. Concederé tu deseo si respondes lo siguiente: Cómo pides llevar al olvido lo que no sientes deseo de olvidar?

El hombre se quedó congelado y sin moverse. Como la araña en su propia trampa; pero él esperando nada.
-Veo que no puedes responder. Entonces te llevarás un consejo.
Cual guerrero abatido, el héroe se predispuso a escuchar con la tensión de lo irrepetible.
“El amor se honra. Viviéndolo intensamente o resignándose a no tenerlo. Pero jamás olvidándolo; porque no se puede. Un gran amor jamás se olvida. Debes recordarlo cada día. Te recuerda que eres humano”.
Con el peso de lo inevitable a cuestas, el guerrero se marchó. Y al soñador solitario le sonó el despertador. Otra vez a hacer el mismo trayecto, ver las mismas caras y trabajar con la misma rutina. Algunos tenían cara de mal dormidos o abatidos. Tal vez tuvieron el mismo sueño que él. Y recuerden por siempre un gran amor. Son incompletamente humanos.


Inolvidable: Diego El Cigala

1 comentario:

  1. “El amor se honra. Viviéndolo intensamente o resignándose a no tenerlo. Pero jamás olvidándolo; porque no se puede. Un gran amor jamás se olvida..." Es raro pero con palabras similares hace 10 años escribí algo parecido Edu. Y a veces creo que ya no me queda nada mas que recuerdos...

    Besos

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