El eclipse es un instante en el que se unen la luz y la oscuridad. Puede entenderse como el cruce de opuestos pero también como la unión complementaria de estos. El ying y el yang de los orientales; lo bueno y lo malo de los indios americanos; el cielo y la tierra de los primitivos maoríes... O lo cóncavo y convexo con lo que soñamos. Instantáneas de un mundo perdido, utopías, logros y fracasos, dialogan en estas historias mínimas de esperanzas grandes.

jueves, 24 de junio de 2010

Niña mujer herida


La fuerza del mar termina en espuma de orilla
que dura en la playa como promesa de verano
para desgranarse con la brisa sin dejar huella.
Así eres tú, niña sin tregua y mujer sin paz
asumes las veredas como campo de batalla
las plazas como escenario de mil estrategias
y las luces de neón como bendición sagrada.
Te muestras hacia fuera cual roble en tormenta
al que los vientos sólo curten y no hacen mella
pero por dentro eres como el diente de león
al que tan sólo una brisa le cambia el mundo
y una caricia furtiva que se va lo deshace.
Con tus ojos negros juegas a mostrar fuego
donde se consumen vanidades sin tiempo;
pero en tus pupilas ausentes de delineador
descansa el calor que pocos pueden ver
de tu corazón frágil jugando a escondidas
entre piedras que lapidan tu alma de niña.

2 comentarios:

  1. Cuántas niñas-mujer se te han cruzado, Eduardo. Más de las que quisieras, imagino; es que un Peter Pan como vos, imposible que no nos atraiga . Sublime poesía. Un beso(la niña mujer de hace tiempo)

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  2. asi me siento yo, me lo puedo apropiar=_?_ ja

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