El eclipse es un instante en el que se unen la luz y la oscuridad. Puede entenderse como el cruce de opuestos pero también como la unión complementaria de estos. El ying y el yang de los orientales; lo bueno y lo malo de los indios americanos; el cielo y la tierra de los primitivos maoríes... O lo cóncavo y convexo con lo que soñamos. Instantáneas de un mundo perdido, utopías, logros y fracasos, dialogan en estas historias mínimas de esperanzas grandes.

lunes, 7 de junio de 2010

Lunes sin ella y por ella

Otro lunes con la semana de mochila, aunque la tenga por delante. Para colmo no pude casi dormir. Menos de cinco horas separan mis vigilas; el tiempo de los sueños, en los cuales también volvió a estar ella.
La soñé recostada en mí. Su pelo negro como las sombras de la vida revuelto y sin tapujos de superficialidades, sólo dando calor a mi pecho en este prematuro invierno; mis brazos por una noche dejaban de hacer sólo gimnasia para hacerse fuertes cubriendo su desnudez. Me vi acariciando la perfección de su alma, pues es ella la que tirita aunque su cuerpo deseado se abrigue en lujos.
Pero es lunes. Y a los ojos hinchados de dormir poco soñando bien se suma el dolor de garganta. Maldije las anginas y mientras tomaba mates me clavé una píldora de diclofenac. Al salir a la calle recordé que esa pastilla es un reconstituyente ligamentario y muscular; y que poco y nada haría a mi afección. Mientras me hacía la idea de que la garganta era un músculo para no renegar, iba comprendiendo que tengo la cabeza en otra parte.
Tengo la mente puesta en ella, en sus deseos, sus frustraciones, sus tristezas, sus ansias de libertad, su calidez de niña encerrada en el cuerpo de mujer. Por ahora sólo cuido de ella en sueños. Mientras contengo las ganas de tenerla a mi lado, trato de asumir que es lunes.
Debo comenzar la semana pidiendo que ella esté bien y soñando que un día amanezca a mi lado. Ese día no importará que sea lunes.

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