El eclipse es un instante en el que se unen la luz y la oscuridad. Puede entenderse como el cruce de opuestos pero también como la unión complementaria de estos. El ying y el yang de los orientales; lo bueno y lo malo de los indios americanos; el cielo y la tierra de los primitivos maoríes... O lo cóncavo y convexo con lo que soñamos. Instantáneas de un mundo perdido, utopías, logros y fracasos, dialogan en estas historias mínimas de esperanzas grandes.

jueves, 12 de agosto de 2010

En el mismo lugar


El hombre es el único ser cuyo cansancio de caminar no es proporcional al espacio recorrido.
Un día siente pesar en las piernas y las rodillas flaquean al peso del cuerpo. Decenas de paisajes, centenares de personas y miles de instantes son su mochila. Es el momento en que decide descansar. Pero inexplicablemente, mientras repasa lo vivido y repone fuerzas, suele concluir que sigue en el mismo lugar del que partió hace mucho. La única diferencia es que ahora está cansado y antes no.
Se siente como un preso del horror huyendo a su propia sombra; una sombra que pueden ser temores, relaciones irresueltas, culpas autoimpuestas o meras insatisfacciones. Ahí, el hombre suele consolarse diciendo que por lo menos le queda la experiencia, la riqueza de lo vivido, aunque siga encallado en muelles de ríos sin vientos para zarpar. Y del consuelo pasa a la felicidad, pues comprende que el viaje emprendido hasta agotarse fue una anestesia ante el dolor. El verdadero dolor de estar siempre en el mismo lugar, con la misma sombra y el sopor de lo inevitable. Decidió esquivar el hastío, jugar a los dados con la incertidumbre, aventurarse en entregas a tientas, humedecer tantos pañuelos con despedidas como sábanas con reencuentros sin parar en nada, pues el objetivo era huir.
Luego de la comprensión en silencio, el hombre se levanta lentamente, hasta que sus rodillas dejan de temblar. Deja de mirar el suelo que llama a rendirse para clavar la mirada en el sol y luego desafiar el horizonte como quien busca una utopía.
Al fin y al cabo, muchas veces la vida se empeña en demostrar lo que reza la chacarera de Trulenque y Carabajal: “Fue mucho mi penar andando lejos del pago/ Tanto correr pa llegar a ningún lado/ y estaba donde nací lo que buscaba por ahí”. Pero no siempre es así. Si la muerte, que dura tan poco, era considerada por Peter Pan una aventura, sería una picardía no considerar así a la vida: una aventura.

2 comentarios:

  1. Realmente me ha encantado, y no sé si será muy acorde recordar en este momento "Ítaca" de Kavafis, pero me ha venido a la cabeza cuando leía tu entrada:

    [...] Mas no hagas con prisas tu camino;
    mejor será que dure muchos años,
    y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
    rico de cuanto habrás ganado en el camino.

    Un saludo y enhorabuena por estos escritos tan impresionantes ;)

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  2. Es la primera vez que te leo y hay algo que ya me ha cautivado. Sobretodo con esta última entrada... "Deja de mirar el suelo que llama a rendirse para clavar la mirada en el sol y luego desafiar el horizonte" Muy bueno, de verdad. Creo que permaneceré más tiempo mirando este eclipse perpetuo, espero que por mucho tiempo =)
    Un Saludo.

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