
Tus hombros no se conforman
con cargar día y noche tus pesares
que como mástiles de hidalguía
se erigen en sostén de las banderas
de amor, amistad y entrega plena
que rescatan de olvido y tristeza
a quien está a la vera del camino.
No aliviaré tu peso ni cambiaré
lo que es tu esencia y condición;
sólo quiero darte mis hombros
para sostener tu peso y herencia
cuando tus fuerzas no alcancen.
Aunque no pueda ser quien haga
los sacrificios que te dignifican
déjame quitar de los senderos
las piedras que frenen tu rumbo.
Y cuando el cansancio le gane
a tu alma y cuerpo las batallas
seré último aliento a tu palpitar;
descansaré en tí en la calma
como el rocío sobre la hierba
y viviré en tí en plena lucha
como la sal de tu piel tensa;
y moriré en la noche oscura
que reina en tu pelo al viento.
Que bello cuando un hombre te ofrece los hombros y se suma a tu lucha. Hermoso escrito!
ResponderEliminarEs una bendición haberte podido conocer y leerte este 2010. Que el 2011 llegue lleno de exito y mucho amor.
Gaby
Muchas gracias Gabi. Lo mismo para vos en tu bella Córdoba.
ResponderEliminarBesos