Ya no juegas a ser mujer sino a ser niña
Entre juguetes de tus hijos por el suelo.
Las noches sin dormir, jaqueca y llanto
Ya no son en la disco sino en la cocina.
No acaricio las grietas de tus manos secas
Recorro el tenaz esfuerzo que las forjó.
No miro los surcos entre tus ojos y tu pelo
Sino la experiencia que sembraste en ellos.
Tu carcajada suena a derrota y esperanza
como tus labios saben a azúcar y hiel.
Hoy encallo en tus pupilas en sosiego
En honor a la lucha que les dio la calma.
Me he quedado simplemente sin palabras, me encanta. Es de una dureza dulce, es genial.
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